La doncella escarlata: 40 años de una obra maestra más actual que nunca

Cuarenta años después de su primera publicación, La Sierva Escarlata sigue emocionando, reflexionando y movilizando. La novela de culto de Margaret Atwood, publicada en 1985, celebra este año su 40 aniversario, mientras que la serie de televisión, a la que da vida magistralmente Elisabeth Moss, está a punto de despedirse con una muy esperada sexta y última temporada. En parte ficción escalofriante, en parte espejo de nuestras sociedades, esta obra distópica nunca ha sido tan relevante ni tan poderosa.

Una obra profética convertida en icono

Cuando Margaret Atwood imaginó Gilead, una teocracia totalitaria en la que las mujeres fértiles eran reducidas a la condición de «sirvientas» dedicadas a la reproducción, el mundo lo vio inicialmente como una distopía literaria. Cuarenta años después, La Sierva Escarlata ya no es sólo una obra de ficción: se ha convertido en un símbolo universal de la resistencia femenina. El traje rojo sangre y el tocado blanco se utilizan ahora en manifestaciones feministas de todo el mundo, desde Washington a Varsovia.

Una última temporada de alta tensión

La serie, adaptada en 2017, amplió y profundizó el universo de Atwood con una inteligencia poco común. Oscilando entre la crueldad fría y la emoción intensa, ha hecho de June Osborne una heroína compleja, imperfecta pero profundamente conmovedora. Esta última temporada promete llevar los arcos argumentales a un poderoso final, a medida que la tensión entre Gilead y el mundo libre alcanza su clímax. La emancipación ya no es una idea: es una lucha.

Una resonancia abrumadora

En un mundo en el que los derechos de la mujer se cuestionan con regularidad -en Estados Unidos, Irán y otros lugares-, La Escarlata golpea con fuerza. Nos recuerda lo que damos por sentado, lo que puede cambiar y por qué debemos estar siempre alerta. En un momento en que resurgen los debates sobre el control del cuerpo femenino, la libertad de expresión y la vigilancia generalizada, esta serie hace sonar una alarma poética y política.

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