Jacquemus se lanza a Egipto: un espejismo chic con Angelina Kendall

Del desierto egipcio a las orillas del Nilo, Jacquemus orquesta un cambio radical de escenario para su nueva campaña. En la pantalla: Angelina Kendall, una grácil figura guiada por los vientos abrasadores del Valle de los Reyes. Detrás del objetivo: Mohamed Sherif, un fotógrafo egipcio cuyo ojo abarca la arquitectura mística de su país natal.

Un crucero en claroscuro

La colección primavera-verano 2025 de Jacquemus, titulada La Croisière, encuentra su prolongación natural entre El Cairo y Asuán. En las instantáneas, Angelina Kendall -ya desvelada en París en enero en el desfile privado en el piso de Auguste Perret- parece flotar en el paisaje, como arrancada de la realidad. Junto a ella, el modelo Mohamed Hassan, otro rostro fuerte de la campaña, encarna las raíces locales y poéticas de la marca.

Este dúo ficticio atraviesa palmerales, veleros felucas, dunas abrasadoras y piedras milenarias, en un escenario que evoca el escapismo más que el simple lujo. El viento levanta las siluetas, la ropa interactúa con la arena: todo es movimiento, sugerencia y sensualidad.

Cuando la ropa se convierte en una historia

Las piezas elegidas -el conjunto con estampado de plátanos (look 20), los vestidos negro (look 8) y rojo (look 39), y el conjunto de lunares (look 28) – juegan con una estética de contrastes. Cada escena evoca un momento suspendido, una postal de ensueño en la que la ropa se convierte en el vínculo entre dos mundos: el del imaginario occidental y el de un Egipto revisitado por el objetivo de la moda.

La campaña evita hábilmente los tópicos turísticos. Jacquemus no muestra Egipto, lo sugiere. Lo roza como un espejismo que no podemos poseer, en un enfoque más contemplativo que apropiativo.

Una imagen, mil lecturas

Esta campaña forma parte de una estrategia de narración visual muy apreciada por Simon Porte Jacquemus. Al elegir Egipto, el diseñador sigue explorando las nociones de territorio, pureza y deseo. Un universo cada vez más guionizado, seductor tanto por su coherencia como por su poder de evocación.

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