Cuando Le Malade Imaginaire se convierte en una comedia moderna
En el Théâtre de la Concorde, Molière se renueva. Le Malade Imaginaire cambia de ritmo, de tono y, sobre todo, de flujo.
Una reescritura viva y urbana
La puesta en escena se aleja del clasicismo. Mantiene la trama, pero no los códigos. Argán se convierte en un personaje más nervioso. El texto original se codea con el lenguaje actual. Oímos remates, rimas y aceleraciones. La obra se desarrolla como una batalla generacional. Molière sale revitalizado.
Un reparto que sacude las expectativas
En el escenario, los actores juegan con las referencias. Algunos rapean, otros bailan. Todos se divierten con la exageración. El ritmo es rápido, la actuación física. Cada personaje aporta una energía diferente. El resultado es un híbrido de comedia clásica y cultura urbana. El público se ríe, reacciona y participa.
Una escenografía al servicio del tempo
El decorado es minimalista y gráfico. Se transforma a medida que se desarrollan las escenas. Las proyecciones acompañan los cambios de ritmo. Las luces marcan las tensiones. Pasamos de un salón burgués a una sala de conciertos en un abrir y cerrar de ojos. La música desempeña un papel central. Marca el tono, el ambiente, la modernidad.
Un Molière para una nueva generación
La obra no traiciona al autor. Lo amplía. Las obsesiones de Argán resuenan en el público de hoy. El absurdo de los cuidados, el miedo a morir, los falsos expertos… Todo resuena. Esta adaptación se dirige a un público joven y curioso, no siempre familiarizado con Molière. Les dará ganas de volver.
En el Théâtre de la Concorde, Le Malade Imaginaire cambia de flujo, pero conserva todo su brío. Para descubrir otros clásicos remezclados en París, explora nuestra selección en parisselectbook.com.