Pasarela Balenciaga: cuando Demna rompe códigos e ilusiones
¿Y si la moda ya no fuera una cuestión de apariencia, sino de percepción? Esta es la pregunta que plantea Demna con su desfile Balenciaga otoño-invierno 2025-2026, un auténtico manifiesto contra los estereotipos y las convenciones. En un escenario tan inquietante como original, el diseñador deconstruye las expectativas para redefinir el futuro de la moda.
Un entorno inmersivo para normas exigentes
Desde el principio, la experiencia es desconcertante. Un gigantesco cubo oscuro, salpicado de cortinas negras, da la bienvenida a los invitados, que descubren una intrigante advertencia: «No puedes volver a salir». Aquí, todo el mundo está en primera fila, borrando la jerarquía inherente a los desfiles de moda. Un laberinto simétrico, con múltiples entradas y salidas, ilustra la esencia misma del proceso creativo: impredecible, desestabilizador, pero necesario.
El guardarropa: una tensión entre clasicismo y subversión
En esta colección, Demna hace malabarismos entre el rigor y el caos, la estructura y el desorden. El desfile se abrió con una serie de trajes impecables, jugando con la idea de que la ropa no define a quien la lleva. Poco a poco, la rigidez da paso a combinaciones inesperadas: polos y cascos de moto, chándales y chaquetas de plumas sin mangas. Un armario cotidiano trascendido por la técnica Balenciaga.
Las siluetas femeninas oscilan entre la tradición y la modernidad, con pieles de oveja inspiradas en los archivos de la casa y una sudadera con capucha que evoca un vestido de novia de 1967. Para los hombres, predomina la ropa deportiva, con monos de jogging de forro polar adornados con una capucha de piel sintética y una emblemática colaboración con Puma, que reinterpreta la zapatilla Speedcat.
Cuando los accesorios se convierten en un mensaje en Balenciaga
Los detalles nunca son insignificantes en Demna. Entre los llamativos accesorios: guantes Alpinestars SMX-2 y Morph, adornados con piercings, eco de los rostros de las modelos; collares astrológicos, como una declaración de identidad; y pulseras que imitan relojes… sin hora, un guiño a la ilusión del tiempo y las apariencias.
Este espectáculo plantea la pregunta: ¿cómo podemos afirmar nuestra individualidad en una época estandarizada? Más que una colección, Demna propone una reflexión, donde cada prenda se convierte en una señal, cada accesorio en una advertencia: no te dejes engañar por las apariencias.
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