La IA revoluciona el mundo de la moda: oportunidades y riesgos éticos
La IA está revolucionando la industria de la moda, abriendo nuevas posibilidades para las modelos y planteando al mismo tiempo importantes cuestiones éticas.
La modelo londinense Alexsandrah Gondora está experimentando una forma original de desarrollar su carrera: utiliza un doble digital creado por inteligencia artificial (IA) para multiplicar sus apariciones sin tener que desplazarse físicamente. Este método, que se ha popularizado en el mundo de la moda, permite a las modelos realizar varias sesiones fotográficas simultáneamente en distintas partes del mundo, una valiosa oportunidad que facilita su vida profesional diaria.
Nuevas perspectivas infinitas gracias a la IA
Para Alexsandrah, utilizar un avatar digital le da una libertad preciosa: «Ella hace el trabajo duro para que yo no tenga que hacerlo», dice a la AFP. Esta doble virtual facilita a las marcas y a los diseñadores de moda la organización de rodajes virtuales, reduciendo los costes y el tiempo necesarios para las campañas publicitarias tradicionales.
Por ejemplo, una campaña publicitaria para unas gafas de esquí en los Alpes franceses, que normalmente llevaría varios meses y costaría casi 35.000 euros, puede realizarse virtualmente en pocos días por unos 500 euros, según Artem Kupriyanenko, director de la empresa tecnológica Genera.
Christian Larson, cofundador de la marca sueca de ropa interior CDLP, también utilizó la IA para crear una glamurosa campaña publicitaria que era imposible conseguir en condiciones reales debido a las limitaciones presupuestarias. Para él, la IA representa «un agujero negro de opciones infinitas» en comparación con los límites de la fotografía tradicional.
Una revolución que preocupa y divide
Aunque la IA genera oportunidades sin precedentes, también suscita una serie de preocupaciones. Algunos temen una estandarización de los criterios de belleza y la pérdida de puestos de trabajo para profesionales como maquilladores, fotógrafos y modelos reales. Los generadores de imágenes de IA, como MidJourney, suelen producir rostros que responden a los criterios estéticos dominantes, a menudo blancos y occidentales, a pesar de las promesas de inclusividad.
Sin embargo, el estudio sueco Copy Lab intenta contrarrestar esta tendencia utilizando bases de datos más diversas y realistas. Carl-Axel Wahlstrom, su cofundador, afirma que incluye deliberadamente imágenes imperfectas para obtener avatares digitales más auténticos y variados.
Cuestiones jurídicas y éticas en torno a los avatares digitales
Otro aspecto crucial se refiere a los derechos de uso de las imágenes. Alexsandrah Gondora denuncia la explotación abusiva de modelos de IA generadas a partir de imágenes públicas sin remuneración para las modelos reales. En Nueva York, la Ley de Trabajadores de la Moda, que entrará en vigor este verano, intentará regular estas prácticas, dando a las modelos un mayor control sobre el uso de su imagen.
Por su parte, Alexsandrah tiene pleno control sobre el uso de su doble digital, del que obtiene una remuneración. También colabora en el desarrollo de Shudu Gram, considerada la primera modelo digital del mundo. Creada en 2017, esta figura virtual tiene ahora más de 237.000 seguidores en Instagram. Shudu participó recientemente en una colaboración entre la marca MAX&Co y el diseñador Richard Quinn, ilustrando perfectamente las posibilidades que ofrece la IA cuando se utiliza de forma ética.
Para Alexsandrah Gondora, el verdadero valor añadido de su avatar digital reside en su atemporalidad: «No hay fecha de caducidad para mi IA… siempre será joven, incluso cuando yo sea vieja».
Así pues, aunque la IA abre efectivamente «ciertas puertas», sigue siendo esencial establecer cuanto antes un marco regulador claro para evitar abusos y desviaciones, al tiempo que se permite a la industria aprovechar plenamente esta revolución tecnológica.
Lee también: La nueva estrategia de Accor: reinventar los balnearios