Waldorf Astoria Versalles – Palacio Trianon: una joya de elegancia e historia
Situado a las afueras de París, el Waldorf Astoria Versailles – Trianon Palace ofrece una escapada de lujo en el corazón de un lugar cargado de historia.
Desde su inauguración en 1910, este prestigioso hotel ha sido sinónimo de refinamiento. Enclavado al borde de los terrenos del Castillo de Versalles, ofrece unas vistas impresionantes de la finca real, un servicio de alta gama y experiencias únicas que atraen a viajeros de todo el mundo.
Una dirección legendaria cargada de historia
Construido en los antiguos terrenos de los Capuchinos, el palacio del Trianón atrajo rápidamente a las grandes figuras de su época, como Marcel Proust y Sarah Bernhardt. Durante la Primera Guerra Mundial, se convirtió en hospital militar, y luego desempeñó un papel central en la redacción del Tratado de Versalles en 1919. Hoy, este legado histórico se refleja en el prestigioso Salón Clémenceau, que ha sido cuidadosamente restaurado.
Lujo y serenidad a dos pasos del castillo
El Waldorf Astoria Versalles ofrece 199 habitaciones y suites elegantemente decoradas con espectaculares vistas al parque o a los jardines. Cada detalle, desde las chimeneas de mármol hasta la ropa de cama Frette, encarna el confort y el lujo. El Spa Guerlain, un auténtico oasis de bienestar, ofrece tratamientos exclusivos, una piscina cubierta climatizada y clases de yoga en un entorno tranquilo.
Gastronomía excepcional
El hotel es también un destino culinario de elección, con dos restaurantes emblemáticos. El Gordon Ramsay at Le Trianon, galardonado con una estrella Michelin, cautiva con su creatividad e ingredientes de calidad, bajo la dirección del chef Gabriele Ravasio. En La Véranda, se revisitan los clásicos de la cocina francesa en un ambiente cálido, ideal para disfrutar de las vistas al parque.
Una experiencia a medida
El Waldorf Astoria Versailles – Trianon Palace ofrece algo más que un entorno excepcional. Ofrece experiencias únicas, como visitas privadas al Castillo de Versalles, paseos en coche de caballos o coches clásicos, y picnics en los jardines reales. El servicio personalizado y la atención al detalle hacen de cada estancia un interludio encantado.
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