L’Escargot Montorgueil: una institución de excelencia desde hace 200 años

L’Escargot Montorgueil es una institución parisina desde 1832. Situado en el corazón de la capital, en la animada calle Montorgueil, este restaurante protegido ha sobrevivido al paso del tiempo conservando su encanto y autenticidad.

Frecuentado por personajes tan ilustres como Sarah Bernhardt, Picasso, Jean Cocteau y Dalí, perpetúa una tradición culinaria en la que el escargot es el rey. Su suntuosa decoración y su generosa cocina lo convierten en una visita obligada para los amantes de la cocina tradicional francesa.

Un encantador escenario del Segundo Imperio

Atravesar las puertas de L’Escargot Montorgueil es entrar en un mundo donde el tiempo parece suspendido. La decoración, influida por el estilo del Segundo Imperio, combina molduras doradas, imponentes espejos y terciopelo rojo intenso. Cada detalle evoca la elegancia de una época en la que reinaban la pompa y el refinamiento. El techo del vestíbulo, un cuadro que perteneció a Sarah Bernhardt, realza aún más este ambiente histórico único. En el exterior, la premiada fachada de vidrieras anticipa la experiencia que vas a vivir en el interior.

El restaurante está dividido en varias zonas distintas, cada una con su propio ambiente. La veranda, bañada de luz, es perfecta para un almuerzo tranquilo, mientras que la sala principal, rodeada de espejos, capta el alma vibrante del lugar. Arriba, una alfombra floral recuerda la historia y el carácter intemporal de esta casa tradicional.

Cocina burguesa generosa y magistral

En L’Escargot Montorgueil, el placer está ante todo en el plato. El menú, orquestado por los chefs Cécilia Milla y Stéphane Mangin, celebra la cocina burguesa francesa, donde la riqueza de los sabores y la autenticidad de las recetas ocupan un lugar central. El caracol, estrella indiscutible del restaurante, está disponible en cinco recetas diferentes, desde la tradicional beurre persillé hasta variaciones más atrevidas como las que llevan pimiento de Espelette, queso brie, foie gras o trufas.

Pero la casa no se detiene ahí, sino que ofrece una serie de platos emblemáticos que suelen desaparecer de los menús parisinos. Entre ellos, ancas de rana, pithiviers de pato para compartir y filete de ternera al estilo Rossini. Para los amantes de los clásicos intemporales, la sopa de cebolla, el filete de costilla y la ternera bourguignon continúan la tradición del bistró parisino. Aquí, la mantequilla y la nata se utilizan generosamente para sublimar cada plato, en el más puro respeto por las recetas tradicionales francesas.

Un restaurante excepcional con alma intemporal

L’Escargot Montorgueil es más que un restaurante: es un lugar donde se unen historia y gastronomía. Con una gran brigada de cocina, un servicio meticuloso y atento, y una carta de vinos que incluye una treintena de referencias, todo está pensado para ofrecer una experiencia inmersiva en un París refinado y auténtico.

Verdadero testimonio de la historia de la ciudad, sigue seduciendo, casi 200 años después de su apertura, a gourmets y curiosos en busca de una comida excepcional. Cuando entras en este templo de la gastronomía francesa, no sólo disfrutas de una comida: vives una experiencia en la que cada bocado es un homenaje a una época pasada, pero que sigue muy viva entre las paredes de L’Escargot Montorgueil.

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