Balenciaga x Scholl: ¿la fealdad como nueva declaración de moda?
Cuando el lujo coquetea con la ortopedia, ¿debemos esperar un milagro o un desastre estilístico? Scholl y Balenciaga firman una cápsula desconcertante… y visiblemente asumida .
Cuando la moda va más allá con los zuecos Balenciaga
¿Quién iba a pensar que los zuecos de enfermeras y cocineras ocuparían algún día un lugar de honor en el panteón de lo cool? Pero esa es la dirección que ha tomado Balenciaga, bajo la dirección de Demna, al asociarse con Scholl, el zapatero utilitario conocido por sus suelas de corcho… y su total falta de glamour.
¿El resultado? Una cápsula otoño 2025 desvelada a través de una sesión fotográfica con iPhone, porque si vas a jugar la carta de lo banal, también puedes ir a por todas. Descubrimos las sandalias Pescura revisitadas, con plataformas de madera, piel perforada, logotipos sobredimensionados… En resumen, normcore saturado. Nos debatimos entre el homenaje artístico a lo cotidiano y la provocación visual.
¿Balenciage, sabotear el estilo… o reinventarlo?
Es difícil decirlo. Si esta colección es un guiño a una época en la que la funcionalidad prima sobre la estética, es difícil no verlo como un guiño más de Balenciaga, que ahora parece considerar lo feo como un territorio creativo infinito. Y tanto peor para las almas sensibles.
Sin duda, Scholl ha tenido sus momentos. Todos recordamos a Twiggy, Sarah Jessica Parker e Isaac Mizrahi en la Semana de la Moda de 1993. Pero, ¿transformar un accesorio ortopédico en un artículo de lujo es un enfoque verdaderamente artístico… o sólo una estratagema para dar que hablar?
¿La nostalgia como tapadera?
En cuanto a la narrativa, se nos ofrecen los tópicos habituales: durabilidad, comodidad y vuelta a las raíces. Como si apilar códigos contradictorios sobre una suela de corcho bastara para justificar la dudosa estética del conjunto.
Y, sin embargo, la apuesta podría funcionar. En un mundo en el que la ironía y lo absurdo se han convertido en algo habitual en Instagram, estas sandalias entre dos mundos podrían atraer a un público hambriento de subversión.
Entonces, ¿placer culpable o provocación gratuita? Tú decides… si te atreves a llevarlas.
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