Baratruf llega al Marais
Un nuevo templo de la trufa abre sus puertas en París, haciendo que este manjar de lujo sea más accesible que nunca. Prepárate para descubrir Baratruf, una dirección que está llamada a sacudir la escena gastronómica parisina.
¿Un bar de trufas en el Marais? Sí, y no hace las cosas a medias
Situado a dos pasos de la Place des Vosges, Baratruf es el primer bar de trufas de la capital. Lo dirige Pierre-Ivan d’Arfeuille, alias Piv, un apasionado truficultor de Borgoña. Cultiva sus trufas en Pignol, en una finca familiar donde se han plantado más de 1.500 árboles respetando el terruño. Producción local, comprometida y totalmente controlada del árbol al plato.
Esta tienda única rinde homenaje a la trufa de Borgoña, eclipsada durante mucho tiempo por su famosa prima del Périgord. Sin embargo, no tiene nada que envidiarle: intensidad, aromas sutiles, madurez ideal… Lo tiene todo. Para preservar su sabor, Piv adopta su propia técnica: infusión en una sustancia grasa, ultracongelación cuando está completamente madura y, a continuación, descongelación suave para liberar los sabores en el momento perfecto.
Refinamiento sin esnobismo
La ambición de Baratruf es clara: democratizar un producto excepcional, sin sacrificar la calidad. Aquí, la trufa se utiliza donde menos se espera: sobre una cremosa burrata, en un delicado carpaccio, en una reconfortante focaccia, e incluso fundida en una Vaca Risueña trufada. Es una elección audaz, que rompe los códigos de una gastronomía demasiado a menudo elitista.
¿Y para acompañar este festival de sabores? Una copa de vino de Borgoña, por supuesto, pero sobre todo un spritz revisitado, la bebida emblemática del restaurante. Baratruf ofrece una treintena de versiones diferentes (!), todas de barril. El Aperol y el Campari se vuelven casi anecdóticos ante un menú que revisita este cóctel en territorio trufado.
Baratruf, una dirección para probar enseguida
Situado en el número 7 de la rue de Birague (75004), Baratruf es mucho más que un bar: es un manifiesto gastronómico, una apuesta atrevida y un himno al terruño. Es una visita obligada para los curiosos y los amantes de la buena mesa que quieran redescubrir la trufa en toda su generosidad, y sin arruinarse.
📍7 rue de Birague, 75004 París
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