Maison Proust: el hotel del tiempo suspendido

La Maison Proust es un nuevo hotel excepcional en París, una inmersión lujosa y literaria en el mundo de Marcel Proust. Situado en el barrio del Marais, este establecimiento de cinco estrellas, diseñado por Jacques Garcia, combina elegancia, historia y un refinamiento absoluto.

Un homenaje al mundo proustiano

Tras su discreta fachada, frente al Carreau du Temple, se esconde uno de los hoteles más bellos de la capital. La Maison Proust, fruto de siete años de restauración, encarna la esencia misma de la Belle Époque. Su suntuosa decoración, diseñada por Jacques Garcia, revive la elegancia de los salones sociales que frecuentaba Marcel Proust.

Los tapices, la carpintería tallada, la iluminación de época y el mobiliario refinado se han seleccionado meticulosamente, recurriendo a los mejores artesanos franceses. Cada habitación evoca una página de la obra de Proust. Como un santuario literario y artístico donde cada detalle es una invitación a viajar en el tiempo.

La magia se produce nada más entrar. El bar, dirigido por Colin Field, antiguo barman del Ritz, ofrece un ambiente acogedor. Nos encanta el cóctel de autor con sabor a magdalena. El jardín de invierno es un remanso de paz. Los discretos salones recuerdan a los lugares donde los miembros de la alta sociedad creaban y destruían reputaciones.

Un prestigioso hotel literario

La Maison Proust dispone de 23 habitaciones y suites, repartidas en seis plantas. Cada habitación está dedicada a una personalidad que dejó su huella en la vida y la obra de Proust: Sarah Bernhardt, Charles Baudelaire, Auguste Renoir, Anna de Noailles, así como sus modelos de la alta sociedad, como Charles Haas y la condesa Greffulhe.

En la parte superior, el piso Marcel Proust de 120 m² se asienta como un santuario, adornado con un retrato original de Jacques-Émile Blanche. Aquí, cada habitación está adornada con un cuadro de época de Jean Béraud, Giovanni Boldini o Charles Hermans, verdaderos testigos de finales del siglo XIX.

La atención al detalle se extiende a los materiales nobles utilizados en la decoración. Tejidos de Pierre Frey, Rubelli y Lelièvre, espejos venecianos y finos bronces de Remy Garnier confieren al hotel un ambiente íntimo y majestuoso a la vez.

Refinamiento absoluto en cada detalle

Puede que Marcel Proust fuera conocido por su hipocondría, pero también era un hombre de gusto, y este nuevo hotel no es una excepción. Las habitaciones, a menudo de tamaño íntimo, ofrecen un confort absoluto y espacios diseñados para el bienestar.

Los cuartos de baño son una invitación a relajarse, con alcobas bañadas en luz tenue y productos perfumados con azahar y leche de almendras, el aroma característico de la Casa. El desayuno combina tradición y refinamiento, con bollería casera, mermeladas caseras, zumos naturales, huevos y ensaladas de frutas.

Las habitaciones dedicadas a artistas y escritores se complementan sutilmente. El dormitorio de Robert de Montesquiou, figura dandi y modelo del barón de Charlus en À la recherche du temps perdu, comunica con el de su prima, la condesa de Greffulhe. Sarah Bernhardt, por su parte, se reúne con Charles Haas, su antiguo amante, en suites contiguas. Un guiño a las eternas conversaciones que animaban los salones de sociedad.

Un spa excepcional de La Mer

En el sótano, un spa La Mer, poco frecuente en Francia, ofrece una experiencia sensorial única. Inspirado en las influencias orientales que arrullaron la infancia de Proust, este espacio está revestido de zelliges colocados a mano, que recuerdan a los hammams marroquíes.

La zona de bienestar cuenta con piscina climatizada, sauna, baño de vapor y tratamientos exclusivos con productos La Mer, auténticos elixires de juventud. Este santuario de relajación es una referencia de lujo, una dirección confidencial apreciada por los amantes del bienestar.

26 rue de Picardie – 75003 París

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