Cuando los hoteles de lujo invierten en moda: una tendencia de cinco estrellas

Los hoteles de lujo diversifican su oferta lanzando sus propias colecciones de prêt-à-porter y accesorios. Una estrategia que combina elegancia e identidad.

El auge de la moda «made in palace

Tras décadas centrándose en la hostelería de alta gama, los hoteles de lujo se están diversificando hacia la moda. En París, Le Bristol presentó recientemente su línea textil bajo la marca Bristol Society. Pijamas, sudaderas con logotipos, bolsos tote: estas piezas combinan homewear y athleisure, atendiendo a una clientela exigente en busca de comodidad y estilo.

Esta iniciativa refleja un movimiento global en la industria del lujo, donde prestigiosos establecimientos como Château Voltaire, La Réserve Genève y The Mark Hotel de Nueva York ofrecen colecciones inspiradas en su identidad visual. El objetivo es claro: extender su territorio más allá de sus propias paredes, ofreciendo al mismo tiempo a sus clientes una forma tangible de ampliar su experiencia.

Una estrategia en la encrucijada del recuerdo y la exclusividad

Para Clara de Pirey, Directora de Lujo y Premium de la agencia Nelly Rodi, esta tendencia tiene un doble objetivo: ofrecer un recuerdo memorable y afirmar el posicionamiento de los hoteles como marcas por derecho propio. » La idea es añadir un valor simbólico, una firma que sea a la vez exclusiva y accesible, que cuente una historia única», explica.

Colecciones como las de Le Bristol siguen esta lógica. Además de las clásicas sudaderas y gorras con logo, incorporan cortes y materiales inspirados en el diseño hotelero, a menudo en colores sobrios y chic.

Por ejemplo, el Ritz de París se ha asociado con Frame para una línea elegante que refleja el espíritu atemporal del palacio. Mientras tanto, cadenas como Les Airelles apuestan por asociaciones con marcas especializadas, como Fusalp o Barrie para las prendas de cachemira.

El lujo como experiencia para llevar

El éxito de estas colecciones no cesa, impulsado por la creciente demanda de clientes que buscan productos emblemáticos y exclusivos. Este fenómeno se produce en un contexto de saturación de los artículos de lujo clásicos, en el que los consumidores buscan una oferta más personalizada.

El informe del Observatorio Altagamma 2024 destaca el hecho de que, aunque el gasto en lujo sigue creciendo, los clientes prefieren ahora experiencias que dejen una huella emocional. Así, un jersey con el logotipo de un palacio o un albornoz bordado se están convirtiendo en mucho más que una prenda de vestir: se están convirtiendo en un marcador de momentos inolvidables.

París, capital de esta nueva tendencia

La capital francesa, meca de la hostelería de lujo, está a la vanguardia de esta dinámica. Establecimientos como Le Bristol y Le Ritz son pioneros, e ilustran la capacidad de los palacios parisinos para combinar tradición y modernidad.

Estas iniciativas, que combinan moda, memoria y narración, prometen ser una nueva forma de que los hoteles amplíen su público y afirmen su presencia más allá de la hospitalidad. Es una historia de elegancia y creatividad, que sin duda atraerá a los amantes del lujo.

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