Modigliani y Zadkine: una historia de amistad en el Museo Zadkine
La exposición dedicada a Amedeo Modigliani y Ossip Zadkine explora la amistad entre estas dos grandes figuras de la vanguardia parisina.
A través de 90 obras -pinturas, dibujos, esculturas, fotografías y documentos de la época-, el evento recorre sus carreras entrelazadas en el corazón de Montparnasse, entre 1910 y 1920.
Inicios artísticos en la escultura
Modigliani y Zadkine se conocieron en 1913, compartiendo una fascinación por la escultura y un deseo común de romper con los códigos académicos. Modigliani, influido por Brancusi, exploró las formas puras y las referencias al antiguo Egipto y al arte africano. Zadkine, por su parte, se basó en estas influencias para desarrollar su propio estilo. Sus obras de este periodo, presentadas una al lado de la otra, revelan sorprendentes similitudes, sobre todo en su búsqueda de rostros ideales y formas escultóricas.
La Primera Guerra Mundial dio un vuelco a sus carreras. Modigliani, licenciado del ejército, abandonó la escultura por la pintura, aconsejado por marchantes de arte. Zadkine, alistado como camillero, soportó los horrores del conflicto antes de reanudar su actividad artística. Al final de la guerra, los dos artistas se cruzaron brevemente antes de que sus caminos se separaran para siempre con la prematura muerte de Modigliani en 1920.
Retratos y afinidades en Montparnasse
Los retratos de Modigliani, sobre todo de Zadkine, dan testimonio de sus vínculos y de la riqueza de los encuentros que mantuvieron en Montparnasse. Estos dibujos rápidos, realizados a menudo en cafés, ilustran los intercambios entre artistas como Max Jacob y Chana Orloff. Zadkine atesoraba el retrato dibujado por su amigo, pieza clave de la colección.
Zadkine y la leyenda de Modigliani
Tras la muerte de Modigliani, Zadkine contribuyó activamente a la memoria de su amigo. En sus escritos y entrevistas, compartió recuerdos de este fértil periodo, reforzando el mito del «Príncipe de Montparnasse». Películas, documentos y relatos personales enriquecen esta parte de la exposición, rastreando el impacto de Modigliani en la escena artística.
La última parte de la exposición explora las inspiraciones arquitectónicas compartidas por los dos artistas. Modigliani imaginó un «templo de la voluptuosidad» integrado en sus esculturas, mientras que Zadkine reinterpretó estos motivos en sus obras de madera a gran escala.
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